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Prevención y tratamiento para la dermatitis miliar felina

La dermatitis miliar es una de las principales causas de dermatitis felina, afectando entre el 10% y el 38% de los gatos. Más que un diagnóstico, se refiere a un patrón de reacción alérgica asociado a varias etiologías que cursan con alteraciones cutáneas en gatos.

Se presenta de forma típica como pequeñas lesiones papulo-costrosas, a menudo pruríticas, de 1 a 2 mm de diámetro con distribución localizada o generalizada. Estas lesiones dan una textura característica a la piel fácilmente reconocible durante la exploración física, incluso en pacientes que no manifiestan prurito y con pelaje completamente normal.

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¿Qué enfermedades pueden causar dermatitis miliar felina?

Varias enfermedades pueden causar el patrón de erupción característico de esta enfermedad. Entre las causas más comunes se encuentran los ectoparásitos, reacciones de hipersensibilidad, infecciones cutáneas y neoplasias, aunque también puede ser de origen idiopático.

El ‘Síndrome de atopia felina’ es una de las principales causas de dermatitis miliar felina. Este síndrome agrupa un conjunto de enfermedades alérgicas de la piel y el tracto gastrointestinal que inducen una fuerte respuesta de hipersensibilidad en felinos cuando se exponen a algunos alergenos ambientales o alimentarios. Sin embargo, la dermatitis alérgica a la picadura de la pulga (DAPP) es la causa más frecuente, siendo responsable de la mitad de los casos.

La atopia felina y alergias alimentarias se asocian al 20% de los casos, seguidas de la foliculitis bacteriana (~3%) y acariasis (~3%), como la sarna otodéctica. Es importante recalcar que estas alteraciones pueden presentarse de forma concomitante, agravando el cuadro clínico.

Se debe prestar especial atención al control habitual de ectoparásitos y al manejo de alergias, ya que estas son las principales causas asociadas con la dermatitis miliar.

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Pasos para el tratamiento de dermatitis miliar en gatos 

1. Establecer el diagnóstico preciso

Esta enfermedad es un hallazgo clínico, por lo que es importante establecer la causa, ya que es vital para recomendar un tratamiento adecuado. Una exploración clínica completa ayuda a localizar las lesiones y esto puede dar algunas pistas sobre su etiología. Por ejemplo, lesiones localizadas en la cara y las orejas pueden sugerir dermatofitosis, acariasis o dermatitis virales, mientras que lesiones predominantemente situadas en el tronco y el dorso pueden ser compatibles con DAPP, hipersensibilidad alimentaria, pediculosis, atopia o foliculitis bacteriana.

Siempre que sea posible, se deben utilizar pruebas de laboratorio para confirmar la sospecha clínica de dermatitis miliar en gatos. La citología cutánea es una prueba para el diagnóstico microbiológico que no debe faltar. Dependiendo del caso, puede ser necesario integrar los resultados de hemogramas, coprológicos, cultivos o biopsias de piel para un diagnóstico más preciso.

2. Tratar la causa subyacente

Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento debe centrarse en abordar la causa específica de la enfermedad:

  • DAPP: requiere de un tratamiento efectivo para eliminar las pulgas y control ambiental para romper el ciclo del parásito y así disminuir la posibilidad de la reacción de hipersensibilidad. 
  • Alergias alimentarias: por medio del manejo de la dieta, para lo cual se requiere la identificación y restricción del ingrediente que genera hipersensibilidad. Los ensayos de dieta de eliminación permiten descartar ciertos ingredientes basados en la mejoría clínica  mediante el uso de dietas de prescripción.
  • Atopia felina: La clave se encuentra en la identificación y eliminación del alergeno. Hay buena evidencia disponible sobre la eficacia de los glucocorticoides sistémicos y la ciclosporina en el tratamiento.
  • Infecciones cutáneas: la selección del antibiótico debe basarse preferiblemente en estudios de susceptibilidad. Así mismo, en casos de dermatofitosis o acariosis se debe utilizar una combinación de tratamiento tópico y sistémico.

3. Manejar el prurito combinando terapia tópica, de barrera y sistémica

Es importante controlar el prurito mediante el uso de cremas, ungüentos y champús con diferentes agentes antipruríticos, que también ayudan a restaurar la barrera de la piel. Además, se recomienda el uso de collares isabelinos y otras medidas para restringir el rascado, esto ayuda a reducir el ciclo prurítico que se perpetúa por la liberación de citocinas proinflamatorias. Finalmente, la decisión de prescribir antihistamínicos y glucocorticoides para controlar el prurito se debe realizar según el caso, pero en ningún caso se debe reemplazar el tratamiento de la causa subyacente.

En conjunto, un adecuado diagnóstico y tratamiento de la causa subyacente pueden mejorar el pronóstico de esta enfermedad. Es posible controlar los signos de forma efectiva y disminuir su reincidencia al remover el factor desencadenante. 

Se debe prestar especial atención al control habitual de ectoparásitos y al manejo de alergias, ya que estas son las principales causas asociadas con la dermatitis miliar. Al final, el éxito clínico depende de un adecuado diagnóstico y de la adherencia al tratamiento en el largo plazo por parte de los propietarios.

Bibliografía

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