La avicultura es uno de los sectores de la industria alimentaria de mayor crecimiento, y como consecuencia de la globalización, el cambio climático y la rápida expansión del sector, han resurgido diferentes enfermedades. Dentro de estas enfermedades se encuentra la laringotraqueítis infecciosa (LTI), una infección viral del tracto respiratorio de los pollos que puede generar afectaciones al bienestar animal de las aves y severas perdidas en producción debido a mortalidad, pobre uniformidad, conversión alimenticia, rechazos en matadero o caída en la producción de huevos.
Aunque los pollos son considerados como el huésped principal, la enfermedad natural también se ha reportado en pavos y pavorreales.
Durante los primeros años se observó una severa forma epizoótica, los años más recientes se observa una forma de severidad menor caracterizada pobre condición física, caída de postura de huevo, ojos aguados, conjuntivitis, inflamación de los senos infraorbitales, traqueítis moderada, descargas nasales y conjuntivitis hemorrágica.
Etiología
La LTI es ocasionada por un virus llamado Gallid herpesvirus 1 (GaHV-1) el cual pertenece al género Iltovirus, subespecie Alphaherpesvirinae de la familia Herpesviridae.
La replicación y recombinación del virus es casi inseparable y por esta razón existe una gran variedad de progenie recombinante de virus que emerge una vez dada la coinfección en el huésped animal.
La replicación viral de la LTI ocurre en la primera semana de infección, la mucosa de la conjuntiva y la tráquea son los principales sitios de replicación misma que ocasiona inflamación, descarga serosa o mucoide y distrés respiratorio.
Debido a que la LTI primero interactúa con la línea celular de la cavidad nasal, la mucosa de la conjuntiva y de las glándulas sebáceas, estos tejidos juegan un papel pivote en la replicación temprana del virus y dictan el pronóstico de la infección.El mecanismo de replicación viral de la LTI parece igual a otros alfavirus como el HSV-1. Parece ser que principalmente las glicoproteínas D (gD), I (gI) y B (gB) median la aproximación con los receptores del huésped y contribuyen a la fusión del contenedor viral a la membrana celular del huésped.
Transmisión
Las aves infectadas distribuyen el virus a través de sus secreciones respiratorias diez días postinfección. El virus de la LTI entra al huésped a través del aparato respiratorio, ocular y en menor proporción a través de vías orales.
Epidemiología
La LTI está bien establecida en áreas de alta densidad de producción avícola del mundo debido a sus características de latencia y estado de portador del virus.
Las coinfecciones con otros patógenos respiratorios y los factores ambientales afectan adversamente el sistema respiratorio y prolongan el curso de la enfermedad. En algunos países es estacional (invierno) y en otros todo el año.
Presentación clínica de la LTI
El periodo de incubación de la LTI es de 6 a 14 días; algunos estudios experimentales muestran que la distribución de la infección inicia dos días postinfección y cuatro días previos a la aparición de los signos clínicos.
El curso clínico de la LTI varía de 11 días a seis semanas dependiendo de la forma de la enfermedad. La aparición de los síntomas es repentina y pueden ser de los tipos:
Forma sobreaguda
De aparición súbita y rápida diseminación con tasas de mortalidad que superan el 50%. El ave se muestra letárgica, presenta conjuntivitis de moderada a grave con párpados inflamados y aumento en la lacrimación.
Se observa tos, disnea y jadeo desde la cabeza hasta el cuello. Las aves intentan expulsar el coágulo y los detritus de la tráquea obstruida.
Forma aguda
Disnea característica, el ave se observa inactiva y con anorexia. La temperatura corporal interna aumenta de cuatro a seis días post infección y la cuenta de leucocitos muestra linfopenia leve y heterofilia.
Forma crónica
LTI leve o crónica caracterizada por tos, estertores húmedos, sacudida de cabeza, ojos entrecerrados, inflamación de los senos infraorbitales, producción y caída en la producción de huevos (arriba del 10%) y pérdida de peso.
Diagnóstico
Para el diagnóstico de laringotraqueitis se requiere la asistencia del laboratorio ya que otros patógenos respiratorios pueden causar signos clínicos similares.
Solo en casos muy severos con alta mortalidad y expectoración de sangre los síntomas son concluyentes para el diagnóstico.
Además de los métodos de diagnóstico convencionales, incluidos el aislamiento y la identificación del virus (cuerpos de inclusión intranucleares), la detección molecular (como la PCR) también forma parte de las herramientas biotecnológicas avanzadas.
La PCR cuantitativa en tiempo real, la secuenciación de próxima generación y otros métodos de diagnóstico se utilizan también de forma precisa.
Vacunación
La respuesta inmune más importante para el control de la enfermedad es de tipo celular.
La vacunación se lleva a cabo mediante el uso de las vacunas convencionales, incluidas las vacunas para LTI con virus vivos atenuados modificados, algunas inactivadas vivas, de cultivo celular (TCO) o de embrión de pollo (CEO) y vacunas recombinantes (rHVT-ILT, rHVT-ND-ILT, rHVT-IBD-ILT y Pox-ILT).
Después de aplicar vacunas vivas se espera adquirir inmunidad a 7-10 días posterior a la aplicación.
Es importante resaltar que para controlar la enfermedad adicional a la vacunación se necesita un programa de bioseguridad y de sanitización robusto.