La diarrea neonatal del ternero

La diarrea neonatal de los terneros es un problema frecuente en los establecimientos productivos que conduce a grandes pérdidas económicas por la alta morbilidad y mortalidad de los animales.

Entre las medidas de prevención más importantes se encuentran la vacunación de las reproductoras frente a los virus digestivos para una correcta transmisión de anticuerpos durante el calostrado, así como el buen manejo de las instalaciones y de los animales, a fin de mantener la higiene y una adecuada alimentación.

La enfermedad

La diarrea neonatal del ternero es una enfermedad estacional y de distribución mundial. Afecta a terneros entre las 12 horas y los 35 días de nacidos, y se propaga rápidamente.

Se caracteriza por la presentación de una alteración de la mucosa intestinal del ternero con la consecuente disminución en la absorción de nutrientes, aparición de materia fecal acuosa y profusa, con sangre o moco (enteritis), deshidratación progresiva, anorexia, pérdida de peso, debilidad, depresión y muerte. En los casos de terneros sobrevivientes, estos presentarán retraso en el crecimiento, menor tasa de conversión alimenticia, serán más livianos al destete y estarán más predispuestos a padecer otras enfermedades. Además, en terneras de reposición, se han descrito algunas consecuencias a largo plazo tales como el aumento de la edad al primer parto y la disminución de la producción de leche durante la primera lactación.Como causas de esta enfermedad pueden combinarse agentes infecciosos con factores ambientales, de manejo y otras causas de naturaleza no infecciosa. Entre los agentes infecciosos más habituales se encuentran los virales (Coronavirus bovino, Rotavirus tipo A y Pestivirus), los bacterianos (Clostridium perfringens, Escherichia coli y Salmonella sp.) y los parasitarios (Cryptosporidium parvum y Eimeria sp.), hallándose mayormente combinaciones de estos y no un único agente implicado.

Pérdidas económicas

La incidencia de esta enfermedad puede llegar a un 45-60%, con mortalidad de hasta el 20-25% de los terneros. De hecho, más del 50% de las bajas registradas en los primeros meses de vida de un ternero se deben a procesos diarreicos.

A la clara pérdida económica que implica la muerte de terneros, deberán sumarse aquellos gastos ocasionados por los tratamientos farmacológicos y la mayor necesidad de personal para atender a los enfermos.

Así mismo deberán considerarse las pérdidas por morbilidades: reducción de la ganancia media diaria de peso, problemas de rendimiento en el animal adulto, ya que un animal que ha sufrido una diarrea nunca llega a alcanzar su máximo potencial de producción, y problemas reproductivos por retraso en la llegada a la pubertad y al primer parto.

Medidas de prevención

Las causas de la diarrea neonatal bovina y la forma de evitarla son muy conocidas. Sin embargo, sigue siendo una de las mayores causas de pérdidas de terneros por mal manejo, lo cual implica una sumatoria de estrés para los animales neonatos. Es necesario recordar que el estrés tiene un carácter aditivo, y en consecuencia cuantos más factores estresantes se puedan controlar, menos probable será la aparición de la diarrea, así como más fácil será su curación.

Entonces, cobran importancia las siguientes medidas de control:

• Vacunar a las hembras gestantes contra los principales agentes virales.
• Asegurar que las vacas llegarán al parto con una condición corporal de 3-3,5 y un buen nivel nutricional.
• Ubicar vacas a punto de parir en potreros con descanso prolongado, reservados para parición, sin ocupación reciente de bovinos, con baja carga animal para reducir la propagación de agentes patógenos.
• Asegurar la calidad del agua, así como la higiene de los bebederos.
• Reducir el estrés de las vacas y sus terneros: evitar manejos bruscos, transportes largos o mezcla de animales.
• Realizar un manejo adecuado del parto, ayudando sobre todo a las novillas y desinfectando el ombligo del ternero recién nacido.
• Mantener la limpieza de los recipientes usados para suministrar la leche y el alimento.
• Asegurar un óptimo calostrado en cuanto a calidad y cantidad, dentro de las 24 horas de nacidos los terneros, comprobando que empiecen a mamar cuanto antes y no menor al 20% de su peso diariamente. Se aconseja alimentar a los terneros con tetinas para que realicen un correcto reflejo de succión que permite que la leche pase directamente al abomaso y mejora además la absorción de los nutrientes.

• Revisar la higiene de la ubre.
• Aumentar la frecuencia de recorridas en torno a los partos, a fin de detectar la enfermedad lo antes posible para tratarla con éxito.
• Separar del rodeo a los animales enfermos lo antes posible, llevándolo con su madre a un potrero exclusivo para enfermos y consultar al médico veterinario.
• Luego de tratar animales enfermos, realizar una adecuada higiene de la ropa, calzado y materiales utilizados para ello, así como un cuidadoso lavado de las manos.

Referencias

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