El carbunco, también conocido como anthrax, es una enfermedad grave causada por el agente Bacillus anthracis. Afecta a la mayoría de los mamíferos, incluido el ganado bovino, y forma fácilmente esporas al secarse, cuando se encuentra frente a condiciones ambientales que no son favorables para el crecimiento.
Las esporas resisten la destrucción y pueden mantenerse viables en el suelo, la lana y el pelo de los animales durante décadas, permaneciendo ocultas. Luego germinan y comienzan a multiplicarse rápidamente cuando llegan a un ambiente rico en aminoácidos y glucosa (p. ej., la sangre o un tejido).
El patógeno está presente en todos los continentes excepto la Antártida, siendo enzoótico en la mayoría de los países de África y Asia, en algunos estados de Europa y América y en algunas zonas de Australia.
Distintas formas de contagio
Según un informe del INTA, la vía más frecuente de infección del carbunco en vacas es la digestiva. Los esporos ingresan a través de pastos, concentrados o harinas de hueso contaminado. Una vez dentro del organismo los esporos germinan y comienzan a invadir los diferentes tejidos del organismo hasta producir la muerte.
El agua puede ser fuente de infección si se contamina con restos de cadáveres infectados o bien como consecuencia de inundaciones.
Las moscas y otros insectos pueden albergar bacilos de este agente y ser transmisores mecánicos de la enfermedad a través de picaduras.
Perros y animales silvestres carroñeros pueden ser fuente de diseminación al trasladar restos de animales muertos entre establecimientos o de una zona a otra.
Síntomas de carbunco en bovinos
Los signos de esta enfermedad incluyen la pérdida de apetito y letargo, fiebre, estornudos, tos, diarrea, dificultad para respirar, dolor abdominal, pérdida de peso y lesiones cutáneas en la piel.
La forma de presentación de la enfermedad está asociada a la susceptibilidad natural de las especies; así, en los herbívoros que son los más susceptibles, el ántrax se presenta generalmente en la forma sobreaguda y aguda.
La forma sobreaguda se caracteriza por una evolución hacia la muerte en menos de 24 horas. Las formas aguda y subaguda se presentan con fiebre, excitación seguida de depresión, cese del consumo de alimentos, ataxia, convulsiones y muerte.
Uno de los síntomas del carbunco en bovinos más característicos es la muerte súbita en bovinos, ovinos, caprinos y rumiantes silvestres. Pocos animales pueden ser observados con síntomas clínicos de enfermedad como vacilación al andar, temblores y dificultad respiratoria.
La mayoría de los animales son encontrados muertos con marcado meteorismo, edema generalizado, escaso rigor mortis, arrojamiento sanguinolento oscuro por ollares, orejas, boca y ano, entrando en rápida descomposición. Además, se pueden observar petequias y equimosis en áreas no pigmentadas de la piel o sin vello, y edemas pulmonares y mediastínicos extensos.
Tratamiento para el carbunco en bovinos
Si llegaran a observarse animales enfermos en la etapa temprana de la enfermedad, se puede intentar su tratamiento con las presentaciones combinadas de penicilina-estreptomicina o bien con oxitetraciclina de larga acción.
Sin embargo, y pese a que sea bastante eficiente, no suele dar tiempo a iniciar el tratamiento para carbunco en bovinos herbívoros porque los síntomas suelen aparecer de manera repentina y preceden a la muerte en poco tiempo.
Los investigadores señalan que la vacuna viva atenuada y los antibióticos no deben nunca darse de manera conjunta, hay que esperar 14 días después de la administración de antibióticos para vacunar.
Cómo prevenir esta enfermedad
La medida de prevención más efectiva contra el carbuncio bovino es la vacunación anual de los animales, considerando las prácticas adecuadas para ello, especialmente con aquellos que se crían en áreas enzoóticas.
Debido a la naturaleza zoonótica de la enfermedad, es importante que los veterinarios estén al tanto de los casos en los animales para prevenir la propagación de la enfermedad a los humanos. Además, se debe informar cualquier caso sospechoso para evitar su propagación, ya que se trata de una enfermedad que figura en la lista del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y es de declaración obligatoria.
Si se producen muertes de animales con sospecha de esta enfermedad en el campo, la OMSA recomienda tomar las siguientes medidas de control y prevención:
- Evitar la necropsia o la faena del animal de modo de prevenir la esporulación de las formas vegetativas de B. anthracis al entrar en contacto con oxígeno.
- El cadáver no debe ser abierto, ya que la exposición al oxígeno permitirá que se formen las esporas.
- Enterrar el cadáver a una profundidad tal que asegure, por lo menos, un metro de tierra con cal viva sobre él a fin de evitar que sea desenterrado por animales.
- Se debe aplicar una cuarentena del predio afectado, la que debe durar veinte días después del último caso de carbunco o seis semanas después de la vacunación.
- Se debe aplicar vacunación del área de foco y perifoco.
- Realizar control de insectos y roedores.
- Se deben extremar las medidas para la desinfección de los elementos utilizados en la misma, como así también la ropa y calzado del personal interviniente.
La aplicación de la vacuna viva, esporulada y avirulenta (cepa Sterne) produce niveles de inmunidad adecuados para proteger a los animales susceptibles. Cuando ocurre un brote, la aplicación de esta vacuna permite detener la mortandad, pero esta protección ocurre entre los 8-10 días posteriores a su aplicación, de modo que durante este lapso todavía pueden producirse muertes. Si las condiciones de infección del campo son importantes, será necesario revacunar la totalidad de los animales a los 60 días de la primera vacunación.
Una salud y el rol del veterinario en la prevención
Las personas adquieren la infección por contacto, ingestión o inhalación de esporas, normalmente procedentes de animales infectados o sus productos.
Las carcasas de los animales afectados se transforman en un riesgo para las personas y otros animales, tanto en los alrededores del foco como a grandes distancias, considerando la probabilidad de diseminación de B. anthracis a través de las carnes y subproductos comestibles o industriales de los animales afectados.
Generalmente es posible identificar la fuente de contagio, por lo que todo caso humano debe ser investigado. El control de la enfermedad en humanos depende del control de la enfermedad en animales, por lo que es de trascendental importancia desarrollar actividades de educación y capacitación a nivel rural a fin de que los agricultores y pequeños propietarios conozcan la enfermedad y las medidas de prevención y control.
En este sentido cobra gran importancia el rol de los veterinarios como agentes de salud pública, al realizar controles periódicos en los animales, y actuar rápida y eficazmente en casos de brotes, para prevenir una diseminación tanto entre animales como hacia la población humana. La vigilancia activa puede ayudar a minimizar la emergencia de brotes de carbunco en vacas, y puede mejorarse con el desarrollo de un sistema organizado de información en el que participen los servicios de salud locales (de animales y humanos) informando de los casos nuevos y en el que se realicen cursos de formación, y se distribuyan equipos y recursos. Compartir estos datos de vigilancia permite mejorar la visibilidad de la bacteria en el mundo.