Qué es la laringotraqueitis infecciosa aviar y cómo controlar la enfermedad
22 junio 2022
La laringotraqueítis infecciosa aviar (ILT) es una enfermedad de notificación obligatoria. Provocado por un virus miembro de la familia Herpesviridae, el Gallid herpesvirus 1 (GaHV-1), que tiene un carácter respiratorio y es altamente infeccioso, causa importantes pérdidas económicas a la granja. La enfermedad puede ser grave, con alto riesgo de fatalidad, o leve, con síntomas inespecíficos que muchas veces pasan desapercibidos, dificultando el diagnóstico.
La laringotraqueítis infecciosa de las aves se ha mitigado en algunos países, como Estados Unidos, pero sigue siendo un desafío para la avicultura en otros lugares, como América Latina. Hablamos con la doctora, investigadora y profesora Maricarmen García sobre el protocolo a seguir en las granjas para prevenir y controlar los brotes de LTI.
La laringotraqueítis infecciosa aviar puede alcanzar el 100% de mortalidad
El contagio por Gallid herpesvirus es horizontal, de forma directa, en contacto con aves infectadas o portadoras con infección latente, o de forma indirecta, en superficies, agua y alimentos contaminados. Al ingresar al ave a través del tracto respiratorio superior, el virus se replica principalmente en la tráquea y el epitelio laríngeo y luego afecta las terminales nerviosas.
La laringotraqueítis infecciosa aviar se presenta en dos formas, la epizoótica grave y la enzoótica leve, también denominadas aguda y subaguda, respectivamente. Ambas se caracterizan por presentar signos clínicos respiratorios. En la forma grave o aguda, la secreción nasal es sanguinolenta y/o fibrinosa y existe el riesgo de que el cuadro se agrave con infecciones secundarias. Por otro lado, la ILT aguda puede causar la muerte en dos o tres días. La mortalidad por brotes de la forma epizoótica grave de laringotraqueítis infecciosa puede ser devastadora, con registros que van del 70 al 100%, aunque la prevalencia más alta es del 10 al 40%.
«Las formas graves de la enfermedad se caracterizan más bien por un aumento de la secreción nasal, conjuntivitis de moderada a grave y estertores húmedos. Estos signos van seguidos de marcada disnea y expectoración de moco sanguinolento, con abundante daño y hemorragias del epitelio mucoso de la conjuntiva, laringe y tráquea. Los tapones mucosos en la tráquea obstruyen las vías respiratorias y predisponen a las gallinas a la asfixia”, explica la Dra. García.
La forma leve de la laringotraqueítis aviar hace que las aves sean vulnerables a otras enfermedades
La forma leve o subaguda de la enfermedad es menos común y está relacionada con una reacción a la vacuna contra la laringotraqueítis aviar. Los signos respiratorios son leves y discretos, y aunque el riesgo de muerte está virtualmente eliminado, la ILT subaguda aún presenta peligros. Esto se debe a que los síntomas de la forma enzoótica leve de laringotraqueítis infecciosa aviar se confunden fácilmente con los de otras enfermedades o incluso con reacciones a vacunas, lo que dificulta la identificación del problema en la granja, aumentando el riesgo de brotes. “Las lesiones asociadas a las formas leves de la enfermedad son la traqueítis y la conjuntivitis con edema de los senos infraorbitarios, secreción nasal persistente y estertores respiratorios leves”, afirma la especialista.
La Dra. García también aclara la relación entre la laringotraqueítis leve y la administración de la vacuna: «Los casos leves, causados por cepas vacunales de ILT o por cepas virales de menor virulencia, son difíciles de diagnosticar clínicamente en el campo porque su presentación de la enfermedad no es diferente de las reacciones secundarias de las vacunas contra la enfermedad de Newcastle (NDV) y la bronquitis infecciosa de las gallinas (IBV). Por lo tanto, en ese caso, determinar que la enfermedad leve es causada por el virus ILT requerirá un diagnóstico diferencial para excluir que la enfermedad leve sea causada por una vacunación deficiente con NDV o IBV. El mal uso y manejo de las vacunas contra Newcastle, bronquitis y laringotraqueítis pueden resultar en una reacción a la vacuna”. Sin embargo, la especialista enfatiza que los productores no deben cuestionar el uso de vacunas debido a esta leve reacción, pero es importante que se administren adecuadamente y que el rebaño logre una buena cobertura de vacunación.
Las gallinas con casos leves generalmente se recuperan dentro de los 10 a 14 días posteriores a la aparición de los síntomas, pero esta infección leve puede predisponer a las aves a otras enfermedades respiratorias. Por lo tanto, tanto la forma grave como la leve de laringotraqueítis infecciosa aviar representan un desafío para la producción avícola.
El diagnóstico temprano es fundamental para el control de la laringotraqueítis infecciosa aviar
El diagnóstico preciso y rápido de la presencia del virus que causa la laringotraqueítis infecciosa aviar juega un papel fundamental en el control de la enfermedad. Cuanto antes se detecte la infección, mejores medidas de vacunación y bioseguridad se pueden implementar para contener la propagación de la enfermedad, especialmente en regiones de alta producción avícola.
Según la Dra. García, las formas leves de la enfermedad son generalmente las más difíciles de detectar: “En primer lugar, es necesario un diagnóstico diferencial para descartar bronquitis infecciosa aviar, Mycoplasma, Pneumovirus, Newcastle e influenza aviar de baja patogenicidad. La dificultad para diagnosticar una laringotraqueítis leve es que no es diferente de cualquier otra enfermedad respiratoria infecciosa leve de las aves. Por lo tanto, solo observar las señales no es suficiente. El uso de pruebas de PCR específicas para cada agente potencial puede descartar otros patógenos. Sin embargo, la detección de cepas del virus de laringotraqueítis asociadas con casos leves de la enfermedad es más desafiante porque no se replican con tanta fuerza como las cepas relacionadas con casos más graves. Por lo tanto, la amplificación por PCR y el genotipado del virus son más complicados. Además, los casos de enfermedad leve asociada al virus no inducen lesiones en el epitelio mucoso de la conjuntiva, laringe, cavidad nasal y tráquea con tanta frecuencia como en los casos de enfermedad grave, lo que complica aún más el diagnóstico”.
Luego de la detección del virus de la laringotraqueítis, Gallid Herpesvirus 1, en la granja, se debe avanzar a la segunda etapa de diagnóstico, que es genotipificar el virus que causa la infección, como explica la profesora: «La genotipificación del virus es parte integral del diagnóstico, ya que permite identificar qué tipo de virus está causando brotes de la enfermedad, además, permite diferenciar entre cepas de campo y cepas vacunales vivas atenuadas [embriones de pollos (CEO) versus cultivo celular (TCO)], información que es necesarios para remediar los casos de la enfermedad causados por cepas vacunales».
Factores que desencadenan brotes de laringotraqueítis infecciosa aviar en las granjas
Las formas de laringotraqueítis afectan fuertemente la producción avícola porque no tienen tratamiento terapéutico y resultan en altas tasas de mortalidad y disminución de la puesta de huevos. La publicación «Infectious Laryngotracheitis«, bajo la autoría de la Dra. García, estima que la industria avícola estadounidense podría sufrir pérdidas multimillonarias cada año como resultado de la mortalidad inducida por GaHV-1 y la reducción de la producción de huevos, y este número debe ser similar en otros países.
Por lo tanto, el mapeo de los factores que desencadenan los brotes de Laringotraqueítis infecciosa aviar en las granjas es fundamental para el control de la enfermedad. La investigadora comparte cuáles son:
- Brechas en la bioseguridad, particularmente en áreas endémicas de enfermedades;
- Mala limpieza y desinfección;
- El manejo de la basura sin compostaje debe ser adecuado para reducir los patógenos;
- Traslado de aves sin las debidas medidas de bioseguridad;
- Estrés por cambios debido al traslado de gallinas vacunadas al sitio de producción. El factor estresante hace que estas aves sean posibles carroñeros del virus de las vacunas vivas debido a la reactivación. La bioseguridad adecuada durante al menos una semana después de la repoblación ayuda a contener cualquier virus de la vacuna viva que se haya reactivado;
- El traslado de aves infectadas a la planta de procesamiento es una forma fantástica de propagar virus en las áreas de producción avícola;
- Cobertura deficiente de vacunas junto con bioseguridad laxa cuando se usan vacunas vivas atenuadas;
- La proximidad a las aves «de traspatio» junto con una bioseguridad laxa es un arma de doble filo. Las aves «de traspatio» pueden infectarse con patógenos de aves comerciales y trasladarlas a otros lugares, o pueden ser las culpables de llevar infecciones a las aves comerciales.
La vacunación y bioseguridad conforman el protocolo de prevención de la laringotraqueítis infecciosa aviar
El control de la laringotraqueítis infecciosa aviar tiene dos pilares fundamentales: la bioseguridad y la vacunación. «La bioseguridad es fundamental para controlar muchas otras enfermedades y, en el caso de la ILT, para mantener el virus fuera del gallinero. Las medidas rutinarias de bioseguridad para prevenir el GaHV-1 requieren un control estricto sobre el movimiento de equipos y personal», afirma la doctora. En cambio, el protocolo vacunal es la administración de vacunas vivas atenuadas. Según Maricarmen García, en algunos lugares se vacuna a todo el lote de gallinas reproductoras y ponedoras, pero se espera el surgimiento de brotes de la enfermedad para vacunar a los pollos de engorde.
Se concluye, por tanto, que la enfermedad de declaración obligatoria ofrece altas tasas de mortalidad en su forma grave y dificultad en el diagnóstico en los casos leves, debido al desafío de diferenciar la laringotraqueítis aviar de otras enfermedades respiratorias. Por lo tanto, garantizar el control de brotes en la granja es fundamental. La vacunación, junto con las medidas sanitarias antes mencionadas, es la forma más eficaz de prevenir la laringotraqueítis infecciosa aviar y sus perjuicios para la salud de los animales y la producción avícola.
* Maricarmen García es especialista en Avicultura y posee un doctorado de la Universidad de Georgia. Es una investigadora galardonada y profesora de la Universidad de Georgia.