Avicultura

Laringotraqueítis infecciosa aviar: cómo diferenciarla de otras enfermedades respiratorias en gallinas

20 diciembre 2021

La laringotraqueítis infecciosa aviar (LTI) es una enfermedad viral aguda del tracto respiratorio que afecta principalmente a las aves domésticas, aunque también puede afectar a faisanes, perdices y pavos reales. El agente infeccioso del trastorno es el herpesvirus de la familia Herpesviridae (VLTI) y presenta manifestaciones clínicas de gravedad variable y puede confundirse fácilmente con otra enfermedad respiratoria en gallinas. En general, el diagnóstico de laringotraqueítis infecciosa aviar requiere asistencia de laboratorio.

afeccion respiratoria
La laringotraqueítis infecciosa aviar es una enfermedad respiratoria en gallinas cuyos signos clínicos son similares a los de otras enfermedades

Los brotes de LTI pueden durar entre 2 y 6 semanas y causar pérdidas económicas significativas debido a la alta mortalidad y la caída en la producción de huevos asociadas con la afección. La enfermedad está en la lista de la Organización Internacional de Epizootias (OIE) y, una vez identificada, debe notificarse al servicio oficial de defensa zoosanitaria local.

El virus de la laringotraqueítis infecciosa aviar (VLTI) puede estar latente durante meses

La laringotraqueítis infecciosa aviar tiene una distribución cosmopolita y tiende a ocurrir cíclicamente en áreas endémicas con alta densidad de producción. El herpesvirus responsable de desencadenar la enfermedad se clasifica como el único miembro del género Iltovirus perteneciente a la familia Herpesviridae y la subfamilia Alphaherpesvirinae, que es la misma que la enfermedad de Marek.

Las Alfaherpesvirinae son capaces de permanecer en estado de latencia en el hospedador tras una infección aguda, lo que impide su detección mediante pruebas serológicas y favorece la propagación de la enfermedad en la naturaleza. El VLTI ingresa al tracto respiratorio superior del ave y, después de replicarse en la tráquea, los pulmones y los senos nasales, invade las terminaciones nerviosas del animal y es transportado al ganglio trigémino, donde puede permanecer latente hasta por 15 meses.

La reactivación del VLTI puede ocurrir de forma espontánea o verse favorecida por factores como el estrés, la alta densidad, las temperaturas extremas, la vacunación y los cambios en la dieta. También por este motivo, la enfermedad se puede confundir con reacciones a vacunas, irritación respiratoria causada por cambios en el ambiente, entre otras afecciones.

Laringotraqueítis infecciosa: los signos clínicos pueden ser similares a los síntomas de otras enfermedades respiratorias en gallinas

Los síntomas de la laringotraqueítis infecciosa aviar tienden a aparecer entre 6 y 12 días después de la infección y pueden variar desde manifestaciones clínicas leves hasta infecciones más graves. La laringotraqueítis aguda posee una alta tasa de mortalidad y se caracteriza por signos de depresión respiratoria, disnea severa y expectoración de moco sanguinolento, que puede encontrarse en las plumas de las aves infectadas y en las paredes y pisos del ambiente.

La forma leve de la enfermedad, en cambio, tiene baja mortalidad y manifestaciones variadas, como somnolencia, conjuntivitis, sinusitis, edema, traqueítis mucoide, lagrimeo, secreción nasal, hinchazón del seno infraorbitario, retraso del crecimiento y disminución de la producción de huevos. Bajo estas circunstancias, es aún más fácil confundir la LTI con otras enfermedades respiratorias en gallinas, según explica el veterinario Antonio López, especialista en Medicina Aviar.

“Los signos clínicos y las lesiones pueden sugerir la presencia de la laringotraqueítis infecciosa aviar, pero no pueden diferenciarla de otras enfermedades con manifestaciones similares. Solo es posible sugerir la presencia de la enfermedad si se presenta de forma aguda, con manifestación de secreciones nasales con sangre”, afirma Antonio López.

El diagnóstico de laringotraqueítis infecciosa aviar debe realizarse con pruebas de laboratorio

Los signos clínicos de la laringotraqueítis infecciosa aviar, especialmente en la forma más leve de la enfermedad, suelen ser similares a los síntomas causados ​​por otros patógenos respiratorios. Por lo tanto, el diagnóstico de la LTI debe realizarse con ayuda de laboratorio. “Deben realizarse diagnósticos diferenciales con otras patologías virales, como Newcastle, bronquitis infecciosa, influenza y viruela”, explica Antonio López.

También según el especialista, “el diagnóstico se puede encontrar de manera determinante mediante la histopatología de los tejidos traqueales en los inicios de la manifestación clínica, donde se encuentran cuerpos de inclusión intranucleares. El PCR se puede utilizar para identificar el agente viral y la serología también puede considerarse como una herramienta de diagnóstico de referencia”.

Avicultura

Las vacunas para la laringotraqueítis infecciosa aviar son la principal forma de prevención

La laringotraqueítis infecciosa aviar no tiene tratamiento. Por ello, seguir las medidas de prevención y control del programa de bioseguridad es fundamental para minimizar el daño causado por la enfermedad. En caso de brotes, se recomienda establecer un esquema de vacunación eficaz y evitar al máximo la transmisión del virus, que es horizontal y se produce por contacto directo entre aves, equipos y lugares contaminados.

Las vacunas vivas son el mecanismo de protección predominante contra el VLTI. Los dos tipos principales disponibles comercialmente en los EUA y la región son: la vacuna atenuada por pases sucesivos en embriones de pollos (CEO) y la vacuna atenuada por pases en cultivo de tejidos (TCO). Ambas protegen contra los signos clínicos y la mortalidad de la enfermedad. Según Antonio, “las vacunas vivas de embrión de pollo (CEO) generan una buena respuesta inmune de tipo celular, sin embargo, tienen desventajas con la posibilidad de reversión a la patogenicidad, estados de latencia y diseminación del virus.

Además de las vacunas vivas, también se encuentran disponibles en el mercado las vacunas recombinantes o vectorizadas. Estas se aplican el primer día de edad y tienen la ventaja de ser seguras porque no revierten la patogenicidad e inducen una respuesta inmune de por vida en las aves. Las vacunas vectorizadas utilizan un virus huésped (generalmente el HVT o el virus de la viruela aviar) para insertar uno o más genes del VLTI responsables de la expresión de antígenos capaces de inducir la producción de anticuerpos protectores contra este patógeno. El veterinario señala que “la forma ideal de emplear cada vacuna debe basarse en las características de cada una de ellas y, obviamente, en la correcta administración”.

Por último, podemos concluir que la diferenciación entre la laringotraqueítis infecciosa aviar y otras enfermedades respiratorias en pollos difícilmente se puede realizar a través de los signos clínicos, excepto cuando la enfermedad se presenta de forma aguda; y, también, que la enfermedad no tiene tratamiento. Por lo tanto, la mejor forma de evitarla es mediante medidas preventivas.

Cabe recordar que el tratamiento de las enfermedades respiratorias en aves, en general, es un desafío para la medicina veterinaria, ya que si bien algunas de estas enfermedades pueden ser tratadas, la práctica terapéutica requiere de pruebas diagnósticas previas muy específicas. Además, las gallinas tienen características anatómicas que aumentan la predisposición a infecciones respiratorias, lo que demuestra que la prevención es el principal camino para evitar pérdidas económicas con productividad reducida, costos con pruebas diagnósticas y tratamiento.

* Antonio Manuel López Álvarez es graduado en Medicina Veterinaria y tiene una especialización en Medicina Aviar de la Universidad Central de Venezuela.