3 medidas de prevención del moquillo en perros que los tutores deben conocer
6 enero 2022
El moquillo en perros es una enfermedad multisistémica causada por un virus de ARN que tiene el potencial de replicarse en los tejidos linfoides, nervioso, epitelial y diseminarse a los tractos respiratorio, gastrointestinal y tegumentario. Debido a su gran variabilidad genética viral, el moquillo es altamente contagioso y afecta a varias especies, pero los perros son los principales hospedadores. Datos epidemiológicos de Brasil indican que los cachorros y los perros jóvenes son los más afectados por la enfermedad, y que en el grupo de edad entre los tres y los seis meses de vida se concentra el mayor número de casos.
La intensidad de la manifestación clínica depende del sistema inmunológico de cada animal y de la cepa viral involucrada, por lo que el moquillo puede provocar infecciones que van desde enfermedades poco aparentes hasta enfermedades neurológicas, como la encefalitis. Aunque los síntomas del moquillo son inespecíficos, en todos los casos se observa la inmunosupresión del animal. Este debilitamiento del sistema inmunológico aumenta la predisposición del perro a infecciones secundarias, siendo frecuentes la gastroenteritis, bronconeumonía, dermatitis y conjuntivitis. Por ello, es fundamental que los tutores conozcan las principales medidas para prevenir el moquillo canino. ¡A continuación, conozca los 3 principales cuidados que los veterinarios deben recomendar a los tutores para prevenir la enfermedad!
1. El moquillo en perros se puede prevenir mediante la vacunación
Nássarah Rodrigues, veterinaria y estudiante de maestría en Enfermedades Tropicales de la UNESP, dice que la vacunación contra el moquillo canino es la principal medida de prevención contra la enfermedad. El protocolo de vacunación debe iniciarse con el perro desde cachorro y, posteriormente, los tutores deben seguir la vacunación anual con una dosis.
“Sin vacunas o con un protocolo incompleto de vacunación, los tutores solo deben frecuentar ambientes controlados con su perro. Es decir, lugares en los que no haya presencia de animales con un historial de vacunación desconocido y donde el ambiente se mantenga limpio, incluso cuando los perros que paseen por el lugar estén vacunados”, agrega Nássarah.
2. La desinfección del ambiente es eficaz para eliminar el virus que causa el moquillo
Como señala un artículo publicado en la Revista de Ciências Agrárias de la Universidad Federal Rural de la Amazonia, la desinfección del medio ambiente es también una medida eficaz para la prevención del moquillo canino. Esto se debe a que el agente etiológico de la enfermedad está envuelto, lo que hace que sea fácilmente destruido por disolventes lipídicos, detergentes y desinfectantes.
3. El aislamiento de los perros enfermos es necesario para prevenir la transmisión de la enfermedad
Dado que el moquillo se produce por contacto directo y es altamente transmisible, los animales que presenten síntomas como trastornos gastrointestinales o respiratorios deben aislarse para evitar que otros perros susceptibles contraigan la enfermedad. Si hay perros sanos en el mismo lugar, estos tendrán contacto con el virus no solo a través de aerosoles, sino también al compartir recipientes de comida y agua.
Por este motivo, es importante recordar que aunque el moquillo no afecta a los humanos, es necesario desinfectar las manos y la ropa después de manipular al animal infectado. De lo contrario, los tutores propagarán el virus al tocar las superficies a las que tienen acceso los perros sanos.
¿El moquillo tiene cura?
No existe cura para el moquillo en perros y no existen medicamentos antivirales específicos para tratar la enfermedad. La práctica terapéutica consiste en paliar y minimizar los impactos provocados por el virus en el organismo del animal, pudiendo el perro rehabilitarse parcialmente, sin embargo, pueden persistir secuelas como convulsiones después del tratamiento.
Por tanto, los tutores deben ser conscientes de la importancia de tener actualizado el protocolo de vacunación del perro y otras medidas preventivas. Se recomienda realizar la inmunización con la primera dosis en la sexta semana de vida del animal y el refuerzo con dos dosis más entre 3 y 4 semanas después de la primera aplicación.
* Nássarah Jabur Lot Rodrigues (CRMV 42293) es graduada en Medicina Veterinaria de la Universidade Paulista (UNIP) e hizo su internado en Zoonosis y Salud Pública en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNESP. Es estudiante de maestría en Enfermedades Tropicales en la Facultad de Medicina de Botucatu de la UNESP y estudiante de posgrado en Zoonosis y Salud Pública en Unyleya.
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