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Leishmaniasis en gatos: signos, tratamiento y prevención.

La Leishmaniasis visceral es una enfermedad grave parasitaria causada por el protozoario del género Leishmania spp. Este parásito se transmite a través de la picadura de mosquitos de los géneros Lutzomyia y Phlebotomus, también conocidos como “Jejenes” o flebotominos, respectivamente. Aunque suele afectar principalmente a humanos y caninos, los gatos también pueden contraer la enfermedad.

En los gatos, la leishmaniasis suele presentarse de forma subclínica, razón por la cual resulta difícil de diagnosticar la enfermedad en esta especie.

A continuación, te proporcionamos información detallada sobre la presencia de la leishmaniasis en gatos y su manejo clínico.

Características generales

La leishmaniasis es una enfermedad endémica que se encuentra presente en varios países de América Latina, el Mediterráneo, Oriente Medio y Asia. Debido a su amplia distribución geográfica y a su complejo ciclo de transmisión, es considerada como una de las enfermedades vectoriales con mayor impacto en la salud pública en el mundo.

Se han identificado más de 30 especies de Leishmaniasis spp, de las cuales, al menos 20 son patogénicas para los mamíferos. 

La Organización Panamericana de la Salud estima que la leishmaniasis es endémica en 98 países y territorios, y que más de 350 millones de personas están en riesgo de ser infectadas por el parásito.

Con respecto a los animales domésticos, L. infantum es la especie de mayor prevalencia en este grupo. Esta especie afecta principalmente a los perros, causando la Leishmaniasis Visceral Canina, una de las enfermedades zoonóticas más importantes en América Latina.

La presencia de leishmania en los animales domésticos no solo afecta su salud y bienestar, sino que también puede aumentar el riesgo de transmisión de la enfermedad a los humanos.

Los gatos pueden ser infectados por las mismas especies de Leishmania detectadas en los perros, sin embargo, es importante mencionar que la tasa de infección en felinos es menor y existen menos casos reportados.

Si bien aún no hay estudios específicos sobre la vía de transmisión de Leishmania spp en felinos, se conoce que la principal forma de contagio es a través de la picadura de los flebotominos infectados. Por otro lado, hasta la fecha, no hay estudios suficientes que demuestren la transmisión vertical y horizontal en gatos, como se ha demostrado en caninos, humanos y ratones.

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Signos y síntomas

Si bien la leishmaniasis en gatos suele ser asintomática, aquellos que presentan signos clínicos suelen tener algún tipo de compromiso inmunológico, generalmente, una infección concomitante con agentes retrovirales (VIF y VILEF), están cursando tratamientos inmunosupresores o enfermedades crónicas y degenerativas.

En gatos sintomáticos, es común observar la presentación cutánea de la leishmaniasis, caracterizada por la presencia de lesiones dérmicas y mucocutáneas. Entre ellas se destacan:

  • Úlceras.
  • Nódulos.
  • Alopecia.
  • Dermatitis exfoliativa.

Tanto los nódulos como las úlceras pueden presentarse de forma localizada o generalizada, distribuyéndose alrededor de la cabeza, especialmente en la región de la nariz, boca y párpados, así como en la región distal de los miembros. Se debe tener en cuenta que las úlceras pueden agravarse debido a infecciones bacterianas secundarias.

Por otro lado, la dermatitis exfoliativa, a diferencia de lo que ocurre en caninos, es poco común en los felinos.

También pueden ocurrir síntomas inespecíficos, como pérdida de peso, inapetencia, deshidratación, letargia y linfoadenomegalia generalizada. 1

En los casos reportados se han mencionado las siguientes alteraciones hematológicas2,3

  • Anemia normocítica normocrómica regenerativa.
  • Pancitopenia.
  • Hiperproteinemia por hipergammaglobulinemia.
  • Aumento de las enzimas hepáticas.

Diagnóstico

El diagnóstico de leishmaniasis en gatos puede resultar un desafío. Esto ocurre porque la mayoría de los felinos infectados es asintomática, o presentan infecciones concomitantes con síntomas inespecíficos, lo que puede dificultar el diagnóstico de la leishmaniasis.

Para llegar al diagnóstico de la enfermedad en gatos se utilizan exámenes inmunológicos, parasitológicos o moleculares.

Leishmania spp. se transmite a través de la picadura de mosquitos de los géneros Lutzomyia y Phlebotomus

Tratamiento

Debido a la escasez de casos clínicos reportados, aún no se dispone de suficientes estudios que confirmen la eficacia del tratamiento específico contra Leishmania spp en gatos. No obstante, en esta especie se ha empleado parte del protocolo terapéutico utilizado en caninos con leishmaniasis.

Dentro de los tratamientos de primera línea, se encuentra el alopurinol y el antimoniato, aunque estos fármacos promuevan la recuperación clínica de los animales pero no la eliminación completa del parásito. 

Es importante que todo paciente que reciba el tratamiento sea sometido a un monitoreo estricto. Esto incluye exámenes de sangre y urinarios, para evaluar la seguridad y eficacia del protocolo terapéutico y ajustar las dosis en consecuencia.

Prevención y consideraciones

A pesar de que los caninos son considerados los principales reservorios de Leishmania infantum, recientes investigaciones indican que los felinos también pueden actuar como reservorios secundarios de la enfermedad. Esto significa que, aunque no sean esenciales para la supervivencia del parásito en la población de mamíferos, pueden albergar la enfermedad para otros individuos.

Se necesitan más estudios para comprender completamente el rol epidemiológico que cumplen los gatos en la transmisión de Leishmania spp.

Si bien existen vacunas efectivas y seguras contra la leishmaniasis canina, actualmente no hay una vacuna aprobada para los felinos. Por otro lado, actualmente la vacunación en perros no previene la infección, sino que impide su progresión y el desarrollo de manifestaciones clínicas.

Por lo tanto, para prevenir la enfermedad en la población, es necesario adoptar una serie de medidas preventivas multifactoriales. Estas medidas deben estar enfocadas principalmente en la erradicación del flebótomo en los hogares.

Es importante tomar medidas para evitar que los perros, principales reservorios de la enfermedad, contraigan la infección. Para ello, las posibles medidas a implementar son:

En el hogar:

  • Erradicar malezas y vegetación en los alrededores de las viviendas.
  • Evitar la acumulación de desechos orgánicos.
  • Evitar sitios de reproducción del vector sobre todo durante el atardecer y anochecer.
  • Implementar medidas de saneamiento ambiental con insecticidas.
  • Utilizar repelentes y telas mosquiteras.
  • Mantener la zona de vivienda de las mascotas limpia.

En los caninos:

  • Usar insecticidas repelentes de liberación constante y larga duración (collares, pipetas).
  • Vacunar a todos los perros.
  • Controlar activamente a los perros con sospecha clínica de la enfermedad y realizar monitoreo serológico.

Es indispensable concientizar a la población sobre la importancia de seguir estas medidas preventivas, fomentando la colaboración y compromiso con la prevención de la leishmaniasis visceral. La erradicación de esta enfermedad requiere de un abordaje integral y colaborativo, en donde la eliminación del flebótomo y la protección de los caninos son las medidas prioritarias

La prevención de la leishmaniasis es una tarea a largo plazo, requiere de un compromiso compartido entre la comunidad, los profesionales de la salud y los tutores de las mascotas.

Referencias: 

  1. Mª Luisa Palmero Colado, Vanessa Carballés Pérez: Enfermedades infecciosas felinas.
  2. Baneth, G. Leishmaniasis. In Infectious Diseases of the Dog and Cat; Greene, C.E., Ed.; WB Saunders: Philadelphia, PA, USA, 2006; pp. 685–698
  3. Tintel,M.; Salvioni, O; Fraenkel,S; Marini,R; Bernal,A. Leishmaniosis felina (L. infantum) en Paraguay. Diagnóstico, tratamiento y evolución.
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