Animales de compañía

Leishmaniasis visceral canina: puntos clave para su prevención

Leishmaniasis visceral canina

Se trata de una de las 10 enfermedades de interés que la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE) quien la ha considerado como prioridad ya que los casos han aumentado en los últimos años. En América, la leishmaniasis visceral es una enfermedad infecciosa y zoonótica causada por el protozoario Leishmania infantum, un parásito intracelular obligado. Su transmisión se produce principalmente a través de la picadura de un flebótomo, y en Brasil Lutzomyia longipalpis es una de las especies más importantes. Los principales reservorios de Leishmania spp. son los roedores y otras especies de animales salvajes. En general, se ha reconocido la relevancia de los caninos como reservorios, porque ellos permiten el mantenimiento del ciclo de transmisión del parásito. Debido al estrecho contacto con el hombre, el perro es considerado como el reservorio doméstico más importante de Leishmania infantum en países como China, en el Mediterráneo y en América.

Criterios que determinan que el perro sea el reservorio doméstico de la leishmaniasis visceral

Los criterios que se han tomado en cuenta para definir al perro como “reservorio doméstico” son:

  1. Alta susceptibilidad al parásito.
  2. La prevalencia de la infección canina es alta en zonas consideradas endémicas con elevada proporción de animales asintomáticos.
  3. Dada la convivencia en las viviendas, como animales de compañía, y en el peridomicilio, existe facilidad en el mantenimiento del ciclo de transmisión.
  4. Pueden permanecer en condición de portador sin mostrar signos clínicos de la enfermedad durante muchos años o durante toda su vida.
Leishmaniasis visceral canina

Manifestaciones clínicas

El periodo de incubación es variable y los signos clínicos pueden aparecer casi de inmediato o bien, años después de la infección. Las manifestaciones clínicas pueden ser sistémicas, ya que la enfermedad se caracteriza como crónica y generalizada. De este modo, las lesiones pueden afectar a cualquier órgano y alcanzar a todos los tejidos y fluidos orgánicos. Las manifestaciones clínicas pueden ser generalizadas (linfadenopatía generalizada, pérdida de peso, cambios en el apetito, letargo, palidez de las mucosas, esplenomegalia, poliuria y polidipsia, fiebre, vómitos y diarrea), cutáneas (dermatitis exfoliativa no pruriginosa con o sin alopecia, dermatitis erosiva/ulcerosa, dermatitis nodular, dermatitis papular, dermatitis pustulosa y onicogrifosis) y oculares (blefaritis, conjuntivitis, queratoconjuntivitis común o seca, uveítis anterior y endoftalmitis). Algunos perros pueden aún presentar lesiones ulcerativas o nodulares mucocutáneas y de las mucosas (oral, genital y nasal), epistaxis, claudicación (poliartritis erosiva o no erosiva, osteomielitis y polimiositis), miositis atrófica de los músculos masticadores, vasculopatías (vasculitis sistémica y tromboembolismo arterial) y neuropatías centrales y periféricas.

Medidas de prevención

Gran cantidad de evidencia científica demuestra que el uso regular de insecticidas y repelentes tópicos es altamente efectivo para prevenir las picaduras de flebótomos y, por lo tanto, la transmisión de L. infantum. El uso constante de insecticidas repelentes no solo protege a los perros de los flebótomos infectados, sino que también permite una reducción de estos vectores en las proximidades de los humanos, lo que podría resultar en una reducción de infecciones humanas e incidencia clínica de leishmaniasis visceral.

Las vacunas disponibles en algunos países también ayudan a disminuir el riesgo de aparición de manifestaciones clínicas y la progresión de la enfermedad en los perros.

Los miembros del Companion Vector-Borne Diseases World Forum (CVBD) abogan por las siguientes recomendaciones sobre la infección por L. infantum en animales de compañía:

  1. Los animales de compañía deben protegerse de las picaduras de flebótomos para prevenir la infección primaria por Leishmania spp. o la propagación de perros ya infectados. Siempre que estén disponibles, también se pueden usar medidas de control adicionales, incluido el control de vectores ambientales, vacunación y medicamentos profilácticos.
  2. La eutanasia en los perros de las zonas donde la leishmaniasis visceral canina es endémica debe sustituirse por medidas alternativas no terminales que puedan garantizar la calidad de vida y contribuir a que la enfermedad no se transmita a otros perros o a los humanos.

Animales de compañia

Los miembros del CVBD recomiendan las siguientes medidas para reducir el riesgo de infección por L. infantum en perros y humanos:

  1. Promover la prevención de las picaduras de flebótomos para reducir el riesgo de infección por L. infantum en perros no infectados y su propagación de perros ya infectados.
  2. Mejorar la salud general y el estado nutricional de los perros.
  3. Implementar los conceptos más recientes sobre el manejo clínico de la leishmaniasis canina, incluidos los enfoques de diagnóstico y tratamiento.
  4. Mejorar las condiciones ambientales y de alojamiento para mejorar el control de los flebótomos y reducir la exposición de los seres humanos a los vectores.
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