Una Sola Salud

Las enfermedades zoonóticas en la interfaz entre seres humanos, animales, plantas y ecosistemas. 

Como especie, los humanos tendemos a tener una mirada antropocéntrica del mundo que nos rodea. Es una buena práctica ampliar la mirada para entender que somos un factor más de un sistema complejo que no tiene la misma mirada de superioridad hacia nosotros como especie humana.  

Un claro ejemplo para ubicarnos en perspectiva biológica son las enfermedades zoonóticas, que según la definición de la OMS: “Una zoonosis es una enfermedad o infección que se transmite de forma natural de los animales vertebrados a los humanos”. Zoonosis – OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud.

Es que el mundo de las enfermedades y los seres vivos no es antropocéntrico, sino que las enfermedades, o mejor dicho los agentes etiológicos que las causan, no entienden de diferencias entre nosotros, los humanos y el resto de los animales que habitan este planeta.

En este vasto planeta se dan vínculos estrechos entre biodiversidad, salud de personas y animales y factores medioambientales que se mantienen en un equilibrio dinámico, muchas veces ese equilibrio se rompe y se propician las condiciones para generar brotes o nuevas zoonosis. Para encontrar soluciones a este tipo de problemáticas tan complejas, es necesario encararlo desde el marco One Health (Una Salud), desde el cual profesionales de salud animal, humana y medioambiental pueden sumar sus aportes en favor de la lucha contra las zoonosis. 

Si bien las zoonosis no son una novedad, lo cierto es que se han incrementado en la modernidad por distintas causas, entre ellas el cambio climático y la globalización que aumentan las posibilidades de que se produzcan saltos entre especies de virus y otros agentes causantes de enfermedad y su rápida expansión.

MSD SALUD ANIMAL

Los cambios medioambientales como la deforestación y otros cambios de hábitat naturales obligan a los animales a migrar a zonas donde existen patógenos nuevos para ellos, dando lugar a que nuevas enfermedades puedan emerger. 

También han contribuido los cambios en el comportamiento humano, como el aumento del comercio y viajes internacionales, estrechez del vínculo entre humanos y animales de compañía y la intensificación en las prácticas de ganadería. Todos estos factores sumados brindan múltiples oportunidades para que los agentes patógenos se vuelvan más resistentes, colonizando así nuevos territorios y nuevas especies.

enfermedades zoonóticas

Teniendo en cuenta este factor medioambiental como un predisponente al incremento de las zoonosis, una buena medida para frenar el avance de las enfermedades zoonóticas es la de empezar individual y colectivamente a cuidar del medioambiente. Cada pequeña acción de no contaminar, sanear, reciclar, reforestar cuenta. 

Nuestra comprensión de las zoonosis ha ido evolucionando con el tiempo, pero básicamente “Para que una zoonosis afecte al hombre, se deben cumplir una serie de premisas: debe haber un agente zoonótico, una fuente inmediata o reservorio, un método de transmisión, un método de penetración en el hospedador (hombre) y una población humana susceptible. El éxito en el control y prevención de las zoonosis radica en evitar que esta cadena llegue a desarrollarse en su conjunto”. Miró G. Zoonosis en pequeños animales.  Canis et felis. 2002;50):1-150.

En toda zoonosis existen ciclos biológicos interrelacionados, donde el ciclo de vida de un animal se interconecta con el de un patógeno, que a su vez se encuentra en algún punto con el ciclo vital del humano causándole enfermedad, en algunas oportunidades mortal como lo es en el caso de la rabia. Esa interconexión muchas veces está dada por vectores como pulgas, garrapatas, mosquitos y moscas hematófagas, etc.  

Un ejemplo de enfermedad zoonótica que ha incrementado en casos y en distribución geográfica en Latinoamérica es el de  Leishmaniasis visceral,  producida por Leishmania infantum que tiene como vector un flebótomo volador pequeño y al perro como  principal reservorio urbano. 

“La leishmaniasis visceral (LV) es una enfermedad parasitaria que se encuentra en zonas tropicales y subtropicales. Es una enfermedad crónica, sistémica que afecta principalmente a niños menores de cinco años; puede estar asociada a la desnutrición y a otras condiciones de inmuno supresión como VIH-SIDA. Si no se instaura un tratamiento adecuado en forma oportuna, puede evolucionar hacia la muerte en más del 90% de los casos. Cada año se registran un promedio de 3.500 casos de leishmaniasis visceral, con una tasa media de letalidad del 7%. La leishmaniasis visceral se ha registrado en 13 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela)”. 

Una de las medidas de prevención en este caso es “el control de los reservorios urbanos: las medidas preventivas recomendadas son el uso de mallas en perreras y como protección individual el uso en el perro de collares impregnados con insecticida”. https://www.paho.org/es/temas/leishmaniasis/leishmaniasis-visceral

Si bien los ciclos biológicos son conocidos por los profesionales de la salud, sin embargo es dificultoso determinar exactamente el comienzo de una relación infecciosa y descubrir cuando tuvo lugar el paso del germen de una especie a otra, por eso la mejor medicina es la prevención.  

Medidas de prevención:

  • Luchar racionalmente contra los patógenos potencialmente zoonóticos presentes en animales, por medio de vacunación ej.: contra rabia y leptospirosis. Aplicar antiparasitarios que repelan o eliminen insectos flebótomos que transmisores enfermedades zoonóticas como leishmaniasis. 
  • Hacer un uso responsable de antimicrobianos para prevenir resistencia a los mismos, lo cual es un factor que complica el control y la prevención de las zoonosis.
  • Fomentar y difundir campañas y políticas públicas sobre prevención de enfermedades zoonóticas y tomar acción en aquellas que sean de denuncia obligatoria. 
  • Implementar buenas prácticas de manejo, sanidad y bienestar animal en el sector agrícola, ayudando así a disminuir el riesgo de brotes de enfermedades zoonóticas de origen alimentario.
  • Apoyar campañas que promuevan medidas de higiene, como el lavado de manos al entrar en contacto con animales o sus productos, en pos de reducir la propagación de las enfermedades zoonóticas.

Cómo ya lo mencionamos al inicio de este artículo, los agentes zoonóticos no diferencian entre especies, pero nosotros sí podemos hacer la diferencia para sumar nuestro aporte en favor de Una Salud a través de una lucha activa en la prevención de enfermedades zoonóticas.

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