Avicultura

5 enfermedades de las gallinas que pueden comprometer la bioseguridad de la granja

16 diciembre 2021

bioseguridad avicultura
La prevención de enfermedades de las gallinas exige buenas prácticas sanitarias y evita las disminuciones productivas y del desempeño zootécnico

La expansión de los sistemas de crianza de aves, muchas veces caracterizados por una alta densidad poblacional, sufre una amenaza constante a la bioseguridad: las enfermedades de las gallinas. Esto se debe a que la mayor cercanía entre los animales favorece la transmisión de agentes infecciosos en la granja, repercutiendo directamente en la pérdida de productividad y causando pérdidas económicas. Si hablamos de planteles con prácticas de bioseguridad irregulares, el aparecimiento de enfermedades de las gallinas es aún más evidente y, consecuentemente, desencadena un mal desempeño productivo. Para entender cuáles enfermedades son dañinas para la bioseguridad en la avicultura, hablamos con el médico veterinario Saulo Veríssimo. ¡Averigüe cuáles son esas enfermedades de las gallinas y cómo afectan la salud animal!

Las enfermedades de declaración obligatoria y Gumboro representan una amenaza a la bioseguridad en la avicultura

Saulo resalta las enfermedades infecciosas de declaración obligatoria, las cuales incluyen Newcastle, influenza aviar, salmonelosis y micoplasmosis, como las más perjudiciales para las condiciones sanitarias de la granja. Además, complementa: «Son las que más generan pérdidas. Muchas veces, tenemos que sacrificar los lotes y, querámoslo o no, esto puede causar obstáculos económicos, como el bloqueo de la exportación de carne de aves, por lo tanto, debemos tener mucho cuidado con esas enfermedades».

Otra enfermedad que merece atención es la enfermedad de Gumboro, también llamada enfermedad infecciosa de la bolsa. Es altamente contagiosa y está asociada al aumento de la mortalidad de las aves. Saulo explica que, una vez se detecte un cuadro de infección en el lote, habrá un pico de mortalidad de las aves en un período de 3 a 5 días. «Generalmente, tras este período, las aves dejan de morir, como si hubieran creado una inmunidad contra la enfermedad. Sin embargo, es un lote que tendrá pérdidas en el desempeño zootécnico», afirma.

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Síntomas e impacto en la salud animal

1. Enfermedad de Newcastle

Los sistemas respiratorio, gastrointestinal y nervioso central de las aves infectadas con la enfermedad de Newcastle se ven comprometidos, de acuerdo con las cepas virales, las cuales pueden ser mesogénicas o velogénicas. Las cepas mesogénicas están frecuentemente asociadas con señales clínicas como secreción nasal, conjuntivitis, úlceras intestinales, pérdida de la coordinación motora y ofrecen un riesgo de mortalidad moderado. Por otro lado, los lotes afectados por cepas velogénicas pueden llegar a un 100% de mortalidad de modo abrupto y pueden presentar hemorragias gastrointestinales.

2. Influenza aviar

El virus de la influenza del tipo A, agente causante de la gripe aviar, está relacionado con la alta tasa de letalidad y, en las primeras 72 horas tras la infección, provoca síntomas como edema, hemorragia, tos, estornudos, secreción nasal y diarrea. Esta enfermedad es una amenaza constante para la avicultura, puesto que se puede volver endémica: en Latinoamérica, se relataron tres brotes de influenza aviar con alta carga viral en México y en Chile entre 1995 y 2012. En esos casos, el índice de mortalidad de las aves es altamente elevado y la restauración de las condiciones de bioseguridad de la granja es complicada.

3. Salmonelosis aviares

Las salmonelosis son enfermedades de las gallinas causadas por bacterias del género Salmonella sp. y se clasifican en tres tipos: pulorosis, tifus aviar e infecciones paratíficas. El agente infeccioso de la primera es S. enterica biovar pullorum y se caracteriza por un cuadro de diarrea blanquecina. El tifus aviar, enfermedad septicémica causada por S. Gallinarum, puede causar la muerte súbita y afecta predominantemente a las aves adultas. Por otro lado, las salmonelas paratíficas, como la Salmonella enterica (serovar enteritidis), normalmente afectan a las aves jóvenes y causan una gran pérdida económica, ya que los huevos son los principales depósitos de las bacterias.

4. Micoplasmosis aviar

La micoplasmosis aviar es causada por la bacteria del tipo Mycoplasma y está asociada a señales clínicas que incluyen inflamación de la tráquea y de los sacos aéreos, producción de moco, irritación local y dificultad para respirar. Además, el agente etiológico puede afectar el aparato reproductor y generar inflamación crónica y disminución reproductiva. Si el tratamiento no se hace de forma adecuada, existe la posibilidad de que las aves desarrollen infecciones bacterianas secundarias de fácil transmisión, perjudicando aún más las buenas condiciones sanitarias de la granja. Sin embargo, cabe destacar que existen tipos de vacunas para gallinas, como las inactivadas y las vivas, que pueden sustituir a los tratamientos antibióticos y garantizar la inmunización contra el patógeno causante de la micoplasmosis.

5. Enfermedad de Gumboro

Esta enfermedad viral afecta la bolsa de Fabricio, órgano responsable del desarrollo de los linfocitos B en las aves. De esta forma, el sistema inmunológico es suprimido y los animales quedan más susceptibles a infecciones. Además, el virus de la enfermedad de Gumboro alcanza el torrente sanguíneo, afectando órganos como el bazo, timo y riñón.

Además de tener una alta virulencia, el patógeno que causa la enfermedad de Gumboro es de fácil mutación, factor que ha provocado, en algunos países, la aparición de cepas variantes que no pueden ser controladas por vacunas convencionales. El virus también desencadenó las denominadas cepas «altamente patógenas» que, además de la inmunosupresión por atrofia de la bolsa de Fabricius, pueden por sí mismas causar una tasa de mortalidad muy alta.

Cuando se detecta en la granja, es difícil de controlar. El virus es resistente incluso tras la desinfección e higienización de las instalaciones del plantel, puesto que las principales sustancias utilizadas para la limpieza de las instalaciones no son suficientes para eliminarlo. En estos casos, las medidas que se tomen deben ser más directas. «Lo correcto sería aislar esa granja, manejar el lote hasta el final y sacrificar a esas aves al final del lote, además de implementar un programa de limpieza y desinfección bien rígido y aumentar el intervalo sanitario de esa granja para poder combatir ese virus y comenzar un nuevo lote», concluye Saulo Veríssimo.

* Saulo Veríssimo (CRMV GO 6838) es graduado en Medicina Veterinaria de la Universidade Federal de Uberlândia (UFU). Tiene una maestría en Nutrición de Monogástricos por el Programa de Posgrado en Zootecnia de la Universidade Federal de Goiás (UFG).