Medidas de control de la enfermedad de Newcastle en aves
2 agosto 2022
Los brotes de la enfermedad de Newcastle causan grandes daños económicos a las granjas. Por ser altamente contagiosa y afectar a los sistemas respiratorio, gastrointestinal y nervioso, la enfermedad provoca una severa caída en la producción de huevos y un nivel de mortalidad de alrededor del 50%, pudiendo llegar al 100% en aves jóvenes.
Por esta razón, es sumamente importante que la propiedad adopte las siguientes medidas preventivas para el control del problema: administración de la vacuna contra la enfermedad de Newcastle y uso de bioseguridad. El biólogo y especialista en avicultura y patología avícola Francisco Ríos da más detalles sobre las medidas para contener la enfermedad de Newcastle en las granjas, explicando, por ejemplo, la necesidad de adaptar el calendario vacunal a la virulencia del virus en campo.
La confirmación del diagnóstico es el primer paso hacia el control de la enfermedad de Newcastle
La confirmación temprana del diagnóstico de la enfermedad de Newcastle es fundamental por varias razones y es el primer paso hacia el control del problema. Primero, porque esta es una enfermedad que debe ser notificada a los organismos zoosanitarios a nivel internacional. Pero también porque los síntomas de la enfermedad de Newcastle son similares y se confunden fácilmente con los de otras enfermedades respiratorias de las aves y, por tanto, no es correcto llegar a un diagnóstico únicamente observando los síntomas. Dado que el virus de Newcastle es sumamente contagioso, tomar medidas tempranamente puede salvar la salud de los animales y mantener la productividad de la granja.
Por otra parte, solo las pruebas de laboratorio pueden identificar cuál de los diversos patotipos del virus causante es responsable por la enfermedad en la granja. Esta información afecta directamente al protocolo de vigilancia del lote. “En muchos países, es mandatorio avisar a las autoridades zoosanitarias y enviar muestras de tejidos u órganos afectados congelados (generalmente pulmón, bazo, cerebro y amígdalas) para realizar el aislamiento viral. Otro paso muy importante, cuando las muestras son positivas, es realizar la prueba del índice de patogenicidad intracerebral utilizando la técnica internacional para comprobar la virulencia del virus», detalla Ríos.
El tipo de vacuna de Newcastle debe elegirse según la virulencia del virus
Existen varios tipos de vacuna de Newcastle disponibles en el mercado, con fórmulas que combinan la protección de diversas enfermedades en las gallinas, y que pueden aplicarse por diferentes vías. El especialista en patología avícola explica que el protocolo vacunal para prevenir la enfermedad de Newcastle debe estructurarse en base a la identificación de la virulencia del virus: »Cuando el virus es de baja virulencia, se puede aplicar una vacuna con un virus lentogénico en el campo o por aspersión en la planta de incubación. Otra opción que presenta ventajas es aplicar una vacuna vectorizada en la planta de incubación (in ovo o al día de edad), puesto que no provoca reacciones post vacunales. Si el virus de campo es más virulento (cepas mesogénicas o velogénicas), es posible que sea necesaria una vacuna de refuerzo que ayude a la protección local (respiratoria)».
El manejo debe seguir la bioseguridad para combatir el virus de la enfermedad de Newcastle
Aunque el virus de la enfermedad de Newcastle es altamente contagioso y puede sobrevivir durante semanas en las superficies de las instalaciones, es vulnerable al uso de desinfectantes y calor. Esta información enfatiza la importancia de un manejo que siga correctamente la bioseguridad en la lucha contra la enfermedad.
Sin embargo, es posible que el virus permanezca activo en presencia de materia orgánica, lo que requiere atención. »Antes de desinfectar la granja después de la salida de las aves, hay que lavar todas las instalaciones (comederos, equipo de calefacción, etc.) con agua y jabón, y luego hay que usar un desinfectante potente. Esto es importante no sólo por la resistencia del virus en presencia de materia orgánica, sino también porque los desinfectantes no son efectivos con esta materia”, agrega el biólogo.
Otras prácticas de bioseguridad en el manejo son: controlar a las personas que tienen contacto con las gallinas; desinfectar cualquier material utilizado y evitar el contacto con la fauna silvestre dentro de la propiedad, puesto que el virus de la enfermedad de Newcastle afecta a cualquier ave. “Si las gallinas ya están contaminadas con el virus, siempre se recomienda sacrificar el lote para proteger las granjas o lotes no afectados. Si no es económicamente posible sacrificar el lote, es posible vacunar a las aves afectadas y las granjas vecinas con un virus vivo. Esta práctica puede frenar la propagación del virus dentro del lote y evitar pérdidas en las granjas vecinas”, concluye el especialista avícola.
Se concluye, por tanto, que el control de la enfermedad de Newcastle en las granjas es fundamental para garantizar la productividad y la salud de las gallinas. Solo con la adopción de una postura preventiva, con vacunación y bioseguridad, es posible evitar las pérdidas ocasionadas por esta enfermedad altamente contagiosa y con altos índices de daño. Dado que la vacuna de Newcastle se encuentra disponible en fórmulas multivalentes, esta también es una buena oportunidad para enfatizar la importancia de proteger a las gallinas contra otras enfermedades aviares como Gumboro y Marek.
* Francisco Ríos es graduado en Biología por la Universidad Autónoma de Coahuila. Cuenta con una especialización en Avicultura de la Universidad Nacional Autónoma de México y en Patología de Aves del Servicio Holandés de Salud Animal. Posee más de 32 años de experiencia en producción y diagnóstico avícola y es Gerente Técnico Nacional – México de Avicultura en MSD Salud Animal.